La
idea abrumadora de pertenecer a la raza de los…*“hormighombres”. (*de “El libro
de Manuel” de Julio Cortazar)
Don Julio nos hablaba así,
desde algún lugar privilegiado de su propio pensamiento. Es que sospechaba
–imagino- al ver “la marea humana”
moverse en la ciudad ¿son como si fueran “hormigas”? ¿Tal vez, le daría
esa impresión porque la “marea” obedece leyes de convivencia semejante al de
las “hormigas”? Festejarle el sustantivo no es solo para el halago:
Cuando la mirada se
extienda hacia los innumerables gestos que inundan el venturoso paisaje de lo
urbano, allí, la ansiedad remarcará su presencia.
Cuando esa voz que parece
multiplicarse hasta el hartazgo, satura el ambiente y “repiquetea” en nuestro
interior, es que se aproxima la angustia.
Cuando, hasta el tiempo de la
“magia” se dimensiona en centésimas y rigen los lapsos que se suman como
“cuota” de asombro, llegamos al país de los “hormighombres”.
-Una “hormiga” es la que
desprende de si, su andar por la vida como algo natural y solo se viste con su
actitud, la de cumplir… “con lo que es su deber para con la comunidad”.
-¿Cuántas “cuotas” de
asombro pretenden? Medido en centésimas ¿Hasta que cantidad de ellas acumularán
como tiempo de “magia”?
-¡¡¡¡“Hormigombres” March!!!!
Un, dos, tres…izquierda, derecha, izquierda… ¡¡¡allí… dejen su aporte
obligatorio y mantengan firme su fidelidad al orden establecido!!!
-Desde la base de sus
pensamientos renieguen de intentar una conducta distinta de lo que se les pide
pues solo les traerá quebrantos sin consuelo y remordimientos.
-“Hormigas” ¡¡vamos!! .
No quiero“sorpresas desagradables”. ¡Por favor! En todo este tiempo ni Steven
Spielberg descubrió nada. Solo hizo una película de dibujitos o de muñequitos.
(jaja).
-Desde el país de los “hormighombres”
los saluda atentamente, vuestro presidente. Cuídense de los “corazones
delatores”. Ellos, habitualmente, se
asocian a los * “contadores de historias”.
Cuando el “corazón
delator” navega entre los cuerpos multiplicados, quien identifique ese “batir”
tan fuerte, tendrá la satisfacción de compartir alguna emoción.
Cuando los “contadores de historias” se
sobrepongan al naufragio en el océano cuasi infinito de sus propias palabras,
regresaran hacia nosotros para enseñarnos a batallar contra la muerte.
(*De “El Ángel
gris” de Alejandro Dolina).
Un cuerpo aletargado…
…invadido
por el tibio sol y por el suspiro de presenciar el paisaje encantador. Medir la
sensación de libertad hasta donde llega la mirada en el horizonte y como esa
mirada se vuelve ambiciosa y voraz, empieza a viajar a la velocidad del viento
para atragantarse de lo que le trae la “naturaleza furtiva”.
Acá no está la frontera ni aún el límite de
nada. Está la sonrisa fresca que nace en el interior para traducirse en algo
que contagia. Está la armonía de la belleza que trasluce y desprende el
asombro. Está la conciencia de la
materia viva por seguir esa conmoción hacia lo verdadero y sustancioso. Está el
rodearse de los aromas parar pertenecer a ellos…
La
ciudad se muestra como invadida por la noche.
Es que infatigables, mis
ojos, te buscan en la luz.
Tengo la esperanza de
encontrarte aún entre las sombras.
Ese, tu fulgor
resplandeciente -que siempre te acompaña-
mucho me puede ayudar.
¿Quién recibe tu perfume
y sin reservas, descarga tanta euforia?
Para que tu rostro se vuelva inalcanzable ¿juegan conmigo las
luces y las sombras?
el humor de tanta gente.
Con el paso ligero dejo
volar esta mirada pedigüeña.
¿Donde estás? ¿Donde
están?
¿En el mismo lugar donde
nace la ternura?
Una avalancha de ruidos
aturde todo sentimiento.
Salpica a cada
escupitajo, la basura de la urbanidad.
Desde la misma noche
asoma la filosa sospecha de una traición.
El “maquillaje” del
frente de un edificio no le deja lugar a la dignidad.
Se escabulle por la
alcantarilla, risueña, la rata que se robó la belleza.
Mis pies, llevan con
increíble precisión, un ritmo que no
titubea en los charcos
de la calle.
¿Entonces, existe el
lugar donde nace la ternura?
Sea la luna llena convertida en un tentador
alfajor de leche.
O su luz que se puede
apagar a la vuelta de la esquina.
Sea que la bruma crece
para opacar tu resplandor.
O tu luz que hasta el
final de la calle ilumina.
“El animal
social y de costumbres”. Ese que sabe
de su muerte y la angustia lo sigue todo el tiempo, toda la vida. Sí, el mismo,
que por su afán de trascendencia es capaz de transformar casi todo. El que
necesita alimentar su ego para regocijo propio y de su especie. El que está
plagado de contradicciones ¿quien más destruye por el odio o la ignorancia
aunque, todavía, quiera reivindicar muy poco con el amor? El que dice que *“la
naturaleza imita al arte”. Es la razón lo que cree, que lo hace superior. Un
“equilibrista” de cierta osadía –de poca “monta”- ni siquiera el mejor. Allí,
en ese punto donde está la diferencia con los otros seres vivos es cuando ahoga
su corazón de sentimientos intensos. Caros sentimientos, lugar pleno de la
humanidad. Obedezco a mi especie solo cuando…me emociono…
*Oscar Wilde.
Primero recurro
a Don Porchia (Antonio)…
“Y ahora un instante y luego, lo eterno. Porque el instante es tiempo y
lo eterno no es tiempo. Lo eterno es el recuerdo del instante”
Luego voy directo a mi ocurrencia:
Tengo la sospecha, las bien fundadas sospechas
sobre Ustedes y sus intenciones. Sí…
ahí, cuando veo esas fotos que me muestran y los mantiene risueños.
Se que son personas “jodidas”… ya se los dije. No encuentro otra
palabra… Sonríen como para confirmar cierta complicidad… yo, desconfío… Alguna
cosa están pergeñando… es mi parecer… ya no son “los gimnastas de la nostalgia”
que “reconstruyen la adolescencia”. Tampoco, son el grupo de personas que
tienen en común una pequeña parte de sus vidas compartidas. Hay algo más, que
no alcanzo a descifrar, totalmente.
Es que, sin saberlo, tal vez, Ustedes no se den cuenta. Hay un instante
en que “toma” mucha “consistencia” lo que digo. No porque los ojos con que los
observo puedan mirar más ampliamente o más profundo que los de Ustedes…
Nooo… no se como explicarlo…pero lo que intentan, por siempre, es ser lo
que son… Cada uno de nosotros es un conjunto de partes “traslúcidas” y otras
bien “oscuras”… no seriamos… no estaríamos “edificados” sin una de esas partes…
Y yo veo que “viaja” o está “latente” en cada uno de Ustedes cierta “extraña aureola” –creo que es la “traslúcida”…jaja-
que, inmediata e incondicionalmente, se
acomoda en el otro… no solo en el de al lado sino en cada uno y así los
convierte o los transforma…
Es decir, me convierte y me transforma a mi, también… por eso son
“jodidas intenciones”… porque, no hay más remedio que “convivir” con “ciertos
fulgores” de cada uno de Ustedes que se acomodó en mi y para siempre… como que
por el “hecho” de haberme acercado o de haber compartido o aún en el abrazo del
saludo, ya tengo, garantizado… en primera instancia, sentirlos como algo
“caro”, de mucho valor y en alguna parte, en algún momento, me son
Indispensables…Bueno… de eso trata la amistad decía no se quien… pero para mi…
Ustedes son “jodidos”… bien “jodidos”… (Jajaja).